Hernan D'Ambrosio: Guitarra-Voz y Bateria
Rodrigo Teisseire: Bajo-Guitarra y Voz

Grabado y mezclado de forma independiente por Montibus en No Humanity Studio Home.
Masterizado por Facundo Bavaro

Arte: Hernan D'Ambrosio y Rodrigo Teisseire
Fotografía de banda: Camilo Giorgi de Feeling Waves Fotografía

Frío Viento Sur Discos
F.V.S.D. [001]
www.facebook.com/friovientosurdiscos/

Haciendo ruido desde la ciudad de Necochea (Costa Atlántica) y bajo el nombre de Montibus, Rodry ET y Hernán D´Ambrosio —parte de Lost Anunnaki y Hombre Viejo, respectivamente— dan a conocer su flamante propuesta ante el mundo. A tono con sus proyectos por separado, esta unión hace foco en la música pesada o, para englobar todo en un género reconocible, el heavy metal. Claro que hay diferencias musicales con los grupos citados previamente, pero el formato dúo se mantiene como esqueleto que bifurca las potencialidades del conjunto.

Anunciado como primer demo de la banda y "Volumen 1", el disco en sí —que consta de un único tema de 16 minutos y pico titulado como el "simple"— presenta un sonido más que aceptable y un interesante trabajo de riffs de guitarras que, dentro del espectro heavy en que se mueven, ralentizan el espacio. La base (bajo + batería) rellena todo de forma simétrica y contundente y las infaltables voces, poderosas y en sintonía, redondean esta historia. El tópico des-humanizante se deja entrever en la ambivalente frase que abre la pista: "Hay extremos que habitan en mi ser / Unos quieren que me arrastre / y otros buscan gloria alcanzar". Dos polos miserables del hombre que, así como algunos lo atribuyen a las consecuencias inevitables de las instituciones y su rígida estructura, otros (¿más realistas quizás?) lo tildan a la propia naturaleza humana.

Además de la expectativa lógica que genera cada propuesta nueva que sale al ruedo, este debut evidencia ciertos rasgos a mejorar que reafirmarán a Montibus como un grupo arriesgado y personal. En "Irregular..." Rodrigo y Hernán presentan un ritmo lento y pasmoso mientras juegan con algunas variaciones melódicas que enriquecen el extendido minutaje, alternando violas distorsionadas o con wha wha y arpegios despojados que aumentan el clima "opresivo" de la canción; así también se nota cierta ausencia de timbres que amplíen la paleta sonora y potencien el concepto general del grupo: quizás una búsqueda más atmosférica aún o que intercale otros estilos amigos (psicodelia, noise, industrial) abra turbios horizontes que, todavía difusos, permitan percibir mejor la oscuridad que sobrevuela al disco. Sin caer en un progresismo aburrido y atendiendo a lo escuchado, Montibus usa la "repetición" como elemento simbólico. Por momentos pareciera invertirse su efecto (distinguible en tiempos largos): la fuerza machacante termina transformándose en inercia previsible.

Como dato a destacar, Montibus abre la cancha en Necochea y la zona y augura bajo su nóvel sello, Frío Viento Sur Discos, la difusión en esas latitudes de bandas cultoras de estilos minoritarios del metal (¿post-metal?) como los que conforman la tríada stoner / sludge / doom —aunque estas etiquetas ya cuentan con cierto reconocimiento a nivel nacional gracias al trabajo sostenido de pioneros absolutos como Los Natas o la gente del sello patagónico Venado Records—.

Este lanzamiento, además, representa una noticia sumamente saludable no solo por la creciente diversidad de músicas que van poblando aquellos pagos, sino por la paulatina consolidación de una escena que alberga, de un tiempo a esta parte, actores fundamentales del movimiento rock como son los sellos independientes.

Mención aparte para la portada del disco, cuya imagen de corte desértico presenta una tipografía y tonalidad clase B: eco territorial que dispara sobre nuestro imaginario, de manera un tanto extraña, lo inabarcable de la tierra y su energía transformable. El hombre, en contacto con ella, puede adherir a extender su dominio tecnológico a expensas de las consecuencias: crear sus propios monstruos, llámese contaminación, guerra, muerte. Pero también puede ser interpelado por su inmensidad, por su inquietante "soledad".

Escuchar la música de Montibus a alto volumen se equipara a las obsesiones de quienes se dejan atrapar por el irresistible magnetismo que ejercen paisajes como el de la tapa —extensos, desafiantes, "inmóviles"— sobre la finitud racional.

El futuro, promisorio si partimos de un disco en formato demo como carta de presentación, levanta indicios sobre un sonido mucho más irregular en el subsiguiente "Volumen 2". Montibus tiene con qué.

Reseña hecha por Guillermo Ricci
aquilatocata.blogspot.com.ar